viernes, 15 de abril de 2011

PUBLICIDAD SOSTENIBLE

Buenos días a todos, mi nombre es Vanesa y querría empezar mi presentación de hoy con una pequeña reflexión. Para los creyentes, el mundo fue creado por el Todopoderoso en siete días con sus respectivas noches, para los científicos el mundo surgió a partir de la “explosión” de la materia conocida como Bing Bang. Para los creyentes Adán y Eva suponen el inicio de la especie humana, para los no creyentes la evolución explica la concepción del hombre así como lo conocemos actualmente. Creyentes o no somos conscientes de que el mundo existe desde hace millones de años. Humanos y especies diversas han convivido durante siglos bajo este Planeta utilizando los recursos que nos ofrece y luchando por sobrevivir. Ahora el mundo nos sonríe, ya no luchamos por sobrevivir sino por conseguir un presente y un futuro mejor. No luchamos por la supervivencia sino por la superación. Ahora os pregunto: ¿creéis que el avance es sinónimo de progreso? ¿creéis que realmente estamos mejorando el mundo que nos rodea? ¿creéis que el precio que está pagando este mundo que nos ha visto evolucionar durante generaciones es el justo? ¿somos mejores por consumir más?

Bajo mi parecer, dominados por la era de la información y los avances tecnológicos, nos hemos quedado anclados en un círculo vicioso como el pez que se muerde la cola. Se supone que cuando más avanzas más progresas, que la revolución tecnológica haría que nuestra vida fuera más cómoda, sencilla y, sobretodo, mejor, pero nuestras expectativas se encuentran lejos de aquello que vislumbramos como un éxito: mejoramos nuestras vida mientras empeoramos el mundo que nos rodea.

La utilización abusiva de los recursos que nos ofrece el medio que nos envuelve nos ha convertido en seres insaciables que consumimos más y más sin pensar que todo tiene principio y fin. Así, en medio de nuestro poder abusivo nació el concepto de SOSTENIBILIDAD.

La sostenibilidad se define como el equilibrio de una especie con los recursos de su entorno. Bajo este lema e impulsados por la constancia de Greenpace, son muchas las empresas que han optado por pintarse la cara de verde y concienciar a sus consumidores a través de la publicidad.

Parece irónico, pero aquellos que nos llevaron al borde del consumismo son los que ahora luchan por reducirlo. Lo más sorprendente es que las empresas que más influyen en la degradación del medio ambiente y en la escasez de recursos naturales, como es el sector automovilístico o las compañías petrolíferas, son los que más han puesto de moda la sostenibilidad entre sus líneas publicitarias. Eso sí, a pesar de sus constantes intentos, la sostenibilidad se ha quedado en habladurías y son pocas las empresas las que han introducido el concepto entre sus líneas de actuación. A pesar de todo, no deja de ser significativo que los reyes de la economía mundial ya tengan presente al planeta aunque sea con fines publicitarios.

Así, con motivo del 20 aniversario del Protocolo de Montreal, la madre de todos los corderos en materia ambiental, se ha llevado a cabo seguramente el mejor spot que haya producido jamás el ser humano para explicar ese péndulo mortal en el que nos ubican los agresivos activistas de Greenpace. Bajo el título “Sostenibilidad” McCann Erickson construyó este magnífico spot para concienciar a los consumidores. 

 
Más allá de toda la publicidad que se ha desarrollado sobre el tema, de todas las campañas de márketing verde emprendidas por las empresas, ningún spot ha podido aterrizar el tema como lo lograron los creativos de McCann Erickson. A través de un relato sencillo, dos sujetos comunes y un poco de sentido común, explican lo que muchos parecen no entender: ninguno de los dos caminos (apagar todas las máquinas del mundo o consumir todo el petróleo posible) nos llevará a ningún paraíso.

Como he dicho al principio, nos encontramos en un círculo vicioso del que no sabemos salir. Considerados como seres con una inteligencia que no posee ningún otro ser viviente y sabedores de su poder, nos dejamos llevar constantemente por las emociones e hicimos de la avaricia nuestro aliado. Ahora pregunto yo, siendo lo que somos y sabiendo lo que sabemos ¿por qué hemos llevado al mundo a estos extremos? ¿cuál ha sido la fuerza que nos impulsó a ignorar nuestro raciocinio y a encontrarnos en este viaje sin regreso? Y finalmente, ¿conseguiremos recobrar el equilibrio que tanto ansiamos?

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